En 1950, un año después de que la República Popular de China fuese proclamada, tropas del EPL derrotaron al ejército tibetano y tomaron el Tíbet, obligando a su gobierno a firmar el llamado “Plan de Liberación Pacífica del Tíbet”. En 1959, cuando el gobierno central de China sofocó la rebelión en Amdo y Kham del Este, el decimocuarto Dalai Lama se vio obligado a huír a la India. Tomado de La frontera de China
La cultura tibetana ha estado inseparablemente unida al budismo. Hasta 1959, año de la ocupación china, el Tíbet se mantuvo encerrado en sí mismo, conservando intacto su sistema feudal y teocrático. El Dalai Lama era la cabeza política y religiosa del país, y por debajo de él había decenas de señoríos regidos por los lamas, abates de poderosos monasterios y dueños de sus tierras y sus siervos. El maoísmo chino terminó con todo eso, y el Dalai Lama y los suyos se vieron obligados a vivir en el exilio de Nepal e India.
Pero en los años setenta, la historia dio otro giro sorprendente: el encuentro entre la contracultura occidental y el budismo tibetano obró el milagro.
Demostrando gran inteligencia, los lamas decidieron responder a la simpatía que su milenaria espiritualidad despertaba en distintos sectores sociales de Estados Unidos y Europa, y el lama Yeshe fue un personaje clave. Yeshe está considerado el apóstol del budismo tibetano en Occidente. Abriendo centros budistas aquí y allá, llegó a España. Tanto éxito tuvo el lama Yeshe que acabó creando la FPMT (Fundación para la Preservación de la Tradición Mahayana), una organización que dispone de centros de estudio y de retiro en el mundo.
Francisco y María, conocieron a Yeshe en Ibiza en los años 70. Se convirtieron al budismo, se casaron y se trasladaron a Bubión en la Alpujarra (Granada), donde abrieron un centro budista. La comunidad budista organizada en torno al centro de retiro (llamado O sel-Ling) sigue existiendo en La Atalaya, en la ladera del barranco del Poqueira. El lama Yeshe estuvo detrás de la creación del centro alpujarreño, que sería bendecido personalmente por el Dalai Lama en una histórica visita a la sierra granadina en octubre de 1982.
-«Yeshe era un hombre abierto, tolerante, nada rígido. Tenía gran sentido del humor y, como quería conocer todo lo de Occidente, hasta visitaba bares y discotecas en Ibiza«, cuenta María Torres.
María daría a luz a su quinto hijo, Osel, en febrero del año 1985, en Bubión. Entretanto a muchos kilómetros de la Alpujarrra, unos meses antes de nacer Osel, en un hospital de California había fallecido el lama Yeshe de una dolencia cardiaca a los 49 años. Su discípulo y mejor amigo, el lama Zopa, se vio ante la delicada tarea de hallar cuanto antes a la reencarnación de Yeshe. Tuvo sueños premonitorios. Pistas oníricas y adivinaciones (¿?) llevaron al lama Zopa hasta la cuna del bebé andaluz después de viajar por ‘medio mundo’.
Zopa habló con los padres de Osel. María y Francisco acataron el veredicto. Viajaron a Dharamsala, en el Himalaya indio, para presentar a Osel ante el Dalai Lama. Luego, el propio Dalai Lama lo escogió como la reencarnación de Yeshe entre un grupo de 10 niños. Y en marzo de 1987, a la edad de 2 años, fue entronizado como ‘el venerable lama Tenzin Osel Rimpoché’ en una ceremonia de más de dos horas en Dharamsala. Mientras sonaban los cuernos, las gaitas, los címbalos, las campanillas, las flautas de hueso y los grandes tambores tibetanos, y unos cincuenta monjes y monjas salmodiaban interminables plegarias, Osel se dedicó a jugar con un cochecito y comer dulces.(Noticia El País, Dharmsala – 18/03/1987 )
El Dalai Lama pidió a los padres que: tratasen a Osel ‘como a un niño normal’, pero siendo conscientes de que es un lama y que necesita disciplina; empezará a estudiar a los cuatro años y a los ocho deberá abandonar el hogar familiar para vivir en el monasterio de Sera.
Los primeros años de la infancia de Osel fueron felices. Muchos viajes y anécdotas. Todos a su alrededor parecían obsesionados por encontrar reminiscencias de su vida anterior. Cualquier monería o travesura adquiría una resonancia sobrenatural. Que estuviera gordito y mofletudo era causa de gozo porque recordaba la apariencia física del lama Yeshe. Sus ganas de broma, también. Luego se hizo espigado y tímido. Y entonces dijeron que los rasgos físicos no se heredan de una encarnación a otra, sólo el karma.
El verano de 1991 Osel ingresó en el monasterio de Sera, a 3 kilómetros de la ciudad santa de Lhasa. Allí estuvo conviviendo con 4.500 monjes. Su condición de ‘tulku’ o lama reencarnado le otorga a Osel notables privilegios. No vive sujeto a la disciplina de los demás monjes, que ocupan los caserones que se desparraman alrededor del templo principal formando una pequeña ciudad. Vive en un chalé espacioso, rodeado de un jardín que huele a jazmín y a nardo. Un ciervo ciego pasea su cornamenta entre los ficus centenarios.Es su mascota.
Tiene criado. Los maestros acudan a darle clases particulares en su propia casa. Por lo demás, se ve sometido a la férrea disciplina del monasterio. Debe vestir siempre el hábito de monje y está muy mal visto que use gafas de sol, vaya en bicicleta, masque chicle o vea televisión. Diana a las 5.30 de la mañana, de 14 a 16 horas de estudio basado en el aprendizaje de memoria, algo que a Osel siempre le repugnó, pues era partidario de la discusión y el razonamiento para llegar a sus propias conclusiones. Osel da muestras de buenas aptitudes para las matemáticas y la ciencia, que son las asignaturas fáciles en comparación con la caligrafía tibetana o la ‘metafísica del vacío’… Se hace amigo de Namgyal, un monje australiano que ayuda en las funciones de su tutoría. La vida monástica es una aventura más hasta que Namgyal es relevado. Osel acusa el golpe. Su carácter se ensombrece…continuar leyendo Leer más de esta entrada