Miguel Servet condenado por negar la Trinidad de Dios

Miguel Servet, óleo de Guillermo Pérez Baylo

Miguel Servet y Revés, teólogo, humanista y médico, nació en Villanueva de Sigena (Huesca) en 1511. Sus padres eran fervientes católicos. A los catorce años entró al servicio de fray Juan Quintana. Cuando Miguel Servet tenía diecisiete años, su padre decidió que estudiara Derecho en la Universidad de Toulouse. Tras dos años en la Universidad, a finales de 1529, Miguel Servet fue llamado de nuevo al servicio de fray Juan Quintana, quien había sido nombrado confesor del emperador Carlos V. Acompañó a Quintana durante su viaje con la comitiva imperial rumbo a la coronación del emperador en Bolonia (Italia). En Italia, Miguel Servet se escandalizó ante la opulencia de la iglesia, la adoración otorgada al Papa y la sofisticación del clero. En 1530 abandonaría el séquito del emperador y se dirige a la ciudad suiza de Basilea para unirse a los protestantes. Estuvo alojado durante meses en casa de Juan Hausschein, conocido como Ecolampadio, cabeza de la Iglesia de Basilea y líder de la Reforma.

Ulrich Zwingli (Ulrico Zuinglio) aconsejaría a Ecolampadio que intentase disuadir a Servet de sus herejías y atraerlo a la causa protestante, aunque todos los intentos resultaron vanos. Miguel Servet se resistía a admitir las enseñanzas escolásticas, y defendía el derecho a pensar con libertad de juicio por encima de los dogmas. Creía con firmeza en la mayoría de edad del hombre y en su capacidad, gracias al poder que le confiere la inteligencia y el libre albedrío, para tomar una postura personal incluso en los temas más comprometidos. Servet no estaba dispueso a plegarse a las convenciones.
Confesaría Ecolampadio a Zuinglio: “He ensayado todo con él, pero es orgulloso y gusta tanto de las disputas, que nada ejerce la menor influencia sobre él
Miguel Servet se trasladó a Estrasburgo, donde conoció a los reformadores Bucer y Capito.
En 1531 Servet publicó De Trinitatis Erroribus (Sobre los errores de la Trinidad). Pensó que su libro convencería al nuevo estamento protestante, y reconsiderarían la doctrina ortodoxa de la Trinidad, no tardó en sentirse decepcionado. Aunque los protestantes sentían admiración por algunos aspectos del pensamiento de Miguel Servet, condenaban otros tantos. Miguel Servet lo intentó de nuevo con Dialogorum de Trinitate (Diálogos sobre la Trinidad). Sus libros fueron confiscados y se le advirtió que no visitara varias ciudades protestantes.

Mientras tanto, en 1532, el Tribunal Supremo de la Inquisición en España había tomado medidas para citarle, o para arrestarle en el caso de que no compareciese ante el tribunal. Huyó a París y reapareció con un nuevo nombre, Michel de Villeneuve. Miguel Servet estudió Matemáticas y Medicina en las facultades de París, centro de agitación religiosa en la época. Allí conocería a Juan Calvino, en torno al año 1533. El rector de la Universidad de la Sorbona en París, Nicolás Cop, pronunció un discurso de apertura del año académico. En este sermón, Nicolás Cop defendió la doctrina de la justificación por los méritos de Cristo, a la vez que protestó contra los ataques y persecuciones de que eran objeto los que disentían de la Iglesia de Roma: «Herejes, seductores, impostores malditos, así tienen la costumbre el mundo y los malvados de llamar a aquellos que pura y simplemente se esfuerzan en insinuar el evangelio en el alma de los fieles«. «Ojalá podáis, en ese periodo infeliz, traer la paz a la Iglesia más bien con la palabra que con la espada«. El discurso tuvo un efecto demoledor en la Universidad, de manera que el Parlamento inició un proceso contra él. Por otra parte, comenzó a correr el rumor de que la mano de Juan Calvino estaba detrás de la redacción del discurso. Así fue como Calvino y Nicolás Cop se vieron avocados a escapar de París.

Parece ser que en el año 1534 Juan Calvino puso en riesgo su vida acudiendo de nuevo a París para reunirse con Miguel Servet, habrían acordado un encuentro para dirimir sus puntos de vista teológicos; pero esa reunión no llegó a realizarse porque Servet, por razones que se desconocen, no acudió a la cita. Desde entonces debió de forjarse una enemistad mutua. Y es que ambos no coincidían en nada: ni la existencia de la Trinidad; ni el bautismo de los niños; ni en su visión sobre la predestinación y la libertad de los humanos. Mientras que Calvino sostenía que ningún hombre puede ganar la salvación gracias a sus buenas obras, Servet defendía la capacidad de elección de los individuos y se oponía a la doctrina de la predestinación. Ni en la concepción del papel del poder civil y religioso: para Servet el Estado y la Iglesia debían de estar separados; por el contrario, Calvino no creía en la independencia del poder civil con relación al poder espiritual.Miguel Servet trabajó durante casi dos años para Gaspar Treschel, un prestigioso editor, desarrollando labores de corrección de textos. Inspirado por algunas obras médicas publicadas por Trechsel, Miguel Servet decidió retomar sus estudios de medicina. Desde 1536 a 1538, fue estudiante de Medicina en la Universidad de París. Miguel Servet abandonó París poco después para ejercer la medicina en la zona de Lyon. Alrededor de 1540 se convirtió en el médico personal de Pierre Palmier, arzobispo de Vienne. Durante sus doce años de residencia en Vienne, el periodo más largo de tranquilidad en su ajetreada vida, Miguel Servet hizo fama y fortuna como médico.

Pero lo que inmortaliza a Servet es la descripción pormenorizada que realizó de la circulación menor de la sangre y, sobre todo, de cómo se mezcla el aire con la sangre. Para él no era un problema meramente fisiológico o anatómico, sino que le confiere profundas implicaciones teológicas. Miguel Servet intentaba desentrañar mediante qué mecanismo fisiológico «Dios inspira su aliento y éste se aloja en el cuerpo humano«, para lo cual se valdría de sus conocimientos médicos.

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