La base naval norteamericana de Guantánamo

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Base militar de Guantánamo, EEUU. Virtual Earth

Documental: De Afganistán a Guantánamo

En 1898 los cubanos arrendaron Guantánamo a los Estados Unidos en agradecimiento por haberles ayudado a librarse del colonialismo español. La renta anual  es de 4 085 dólares.

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Los intereses geopolíticos de los EEUU en el Caribe español eran ya antiguos. Por lo tanto, no es de extrañar que alentasen cualquier movimiento secesionista que se originase en Cuba.

En 1850, mediante el «Manifiesto de Ostende», los EEUU dejan entrever cuál es su posicionamiento respecto a Cuba: el manifiesto, redactado por varios de sus embajadores y cónsules en Europa , expresaba que la anexión de Cuba era una cuestión fundamental para la seguridad de los EEUU.

Se valoraba la isla en 120 millones de dólares y se manifestaba que era vital obligar a España a su venta por dicha cantidad, tomando en consideración que cualquier negativa española sobre semejante transacción legitimaba a los EEUU a su adquisición mediante cualquier otro método.

Ese intento de comprar la isla se llevaría a cabo en diversas ocasiones, sin llegar a prosperar en ninguna de ellas entre otras razones porque la opinión pública española y sobre todo el Ejército no hubieran visto con buenos ojos una operación semejante.

A primeros de enero de 1.898 se instauraba en Cuba el gobierno autónomo, bajo la presidencia de D. José Gálvez. Se produjeron altercados en las calles de La Habana en los que hubo de intervenir la fuerza pública. El cónsul general de EEUU en la mencionada ciudad, Lee, comunicó al gobierno de su país que la autonomía había fracasado y que preveía la posibilidad de que estallasen desórdenes, por lo que solicitaba que se enviasen buques de guerra para proteger el consulado y los intereses americanos. Fue enviado el Maine.

El Maine llegaría a La Habana el día 25 de enero de 1898, a las 11:00 de la mañana. Otros buques norteamericanos también recalarían en otros puertos cubanos. En respuesta a estas «visitas de cortesía», España ordenaría al crucero acorazado Vizcaya que partiese hacia el puerto de Nueva York, donde atracaría pocos días después.

Durante su estancia en el puerto de La Habana, las autoridades españolas le dispensaron un trato exquisito con el ánimo de evitar cualquier tensión que pudiera precipitar los acontecimientos. Sin embargo, el 15 de febrero de 1.898, a las 21:40 horas de la noche se producían una o dos explosiones y se podía ver como el Maine, con la proa destrozada, se hundía llevándose consigo la vida de 266 marineros americanos. Inmediatamente, la prensa amarilla norteamericana vió en ello la acción de una mina submarina, ofreciendo en algunos casos incluso una recompensa a quien aportase algún indicio o prueba de ello.

Las autoridades españolas abrieron una investigación, invitando a la misma a las autoridades norteamericanas; sin embargo éstos declararon que pese a estar en aguas españolas los restos del infortunado buque eran territorio americano, por lo que no permitieron a las autoridades españolas que pudieran examinar los restos.
La Comisión Técnica española determinó que la explosión había sido interna y a todas luces casual, basándose en indicios tales como el hecho de que las planchas de acero del casco del Maine estuvieran retorcidas de dentro hacia afuera; de haberse tratado de una explosión originada por una mina o un torpedo, el casco estaría retorcido hacia adentro. Pero la Comisión de Investigación norteamericana dictaminó todo lo contrario.

La opinión pública americana entre tanto era manipulada y engañada por la prensa amarillista de su propio país, iniciándose una campaña para el reclutamiento de voluntarios mediante carteles con el lema de «Recordad el Maine» y «Al infierno con España». Hoy día todo hace indicar que, verdaderamente la explosión fue interna, motivada por la combustión espontánea de una carbonera junto a un pañol de municiones.

En un último intento por detener las hostilidades, el 9 de abril de 1898 el gobierno español ordenaba al General en Jefe del Ejército Español de Cuba que concediese inmediatamente una tregua por el tiempo que estimase oportuno.
El 19 del mismo mes, Calixto García hacía pública la respuesta de los insurrectos, que no aceptaban la tregua y exigían que cualquier intento de diálogo tendente a restaurar el estado de paz en la isla tuviera como base la independencia de la misma.
Los americanos no se habían quedado quietos, ordenando a sus buques de guerra que comenzasen inmediatamente el bloqueo de la isla de Cuba, cosa que se hizo efectiva el día 21 de abril de 1.898.

Ante la imposibilidad de continuar las negociaciones, España declaraba la guerra en un Real Decreto el día 23 de abril de 1.898.

Los EE UU, a su vez, declaraban la guerra a España dos días después, el 25 de abril de 1.898.

El ejército de los EE UU ascendía a unos 30.000 hombres, a todas luces insuficientes para enfrentarse a los casi 160.000 soldados regulares y 40.000 voluntarios que España tenía desplegados en Cuba, amén de los 16.000 soldados de guarnición en Puerto Rico y de los 30.000 destinados en Filipinas. Sin embargo, el clima belicista que se vivía en EE UU motivó que se consiguieran reunir casi 275.000 voluntarios para la lucha contra España, la mayoría mal equipados y poco entrenados.

Pero a pesar de la aparente superioridad del ejército español se dieron dos circunstancias que mermaron su capacidad operativa: por un lado debería hacer frente a un ejército regular, el norteamericano, y a una guerrilla, la cubana, lo que provocaría una dispersión de unidades con el consiguiente debilitamiento de la capacidad ofensiva del ejército; por otro lado, si el bloqueo naval americano se hacía efectivo, la escasez de alimentos que ya se vivía en la isla unido a la imposibilidad de abastecer logísticamente a las necesidades de las unidades en combate, podía provocar que el potente ejército español quedase fuera de combate sin haber demostrado esa teórica superioridad.
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En previsión de un bloqueo largo, los americanos necesitaban una ‘base de carboneo’ y un lugar para reparaciones segura, escogiendo para ello Guantánamo.
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La Enmienda de Platt (capítulo VII):

«Que para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a los Estados Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el Presidente de los Estados Unidos.»

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Ante la imposibilidad de romper las líneas americanas que cercaban Santiago, se inician las conversaciones para la capitulación, cosa que se haría efectiva el día 16 de Julio de 1898.
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La población se mantuvo en poder de las fuerzas españolas hasta el 30 de septiembre de 1898, cuando ya había transcurrido casi dos meses del fin de las hostilidades entre España y los EEUU.

El 10 de diciembre de 1898 se firmó en Francia, el Tratado de París de 1898 , que pone fin al régimen español, tanto en la isla de Puerto Rico como en el resto de las posesiones españolas en el Caribe y en la región del Pacífico. Este Tratado se firma para dar por concluída la Guerra Hispano- Cubano- Estadounidense.

Tomado de: Acontecimientos Independencia de Cuba, Cronología

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Acerca de nieves díaz
Nací en Bustiello (Santa Cruz de Mieres), un pueblecito asturiano a la orilla del río Aller. Actualmente vivo en Santiago de Compostela e intento enseñar matemáticas en centros públicos de Galicia.

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